martes, 8 de enero de 2013

Domingo Sangriento (1905)





La revolución rusa de 1905 tuvo un carácter mixto. Fue una revuelta de los liberales y constitucionalistas burgueses contra una autocracia arbitraria y anticuada. Fue una revuelta obrera, desatada por la atrocidad del “domingo sangriento”, y que condujo a la elección del primer soviet de diputados obreros de Petersburgo. Fue una extensa revuelta campesina, espontánea y carente de coordinación, a menudo extremadamente cargada de resentimiento y violencia. Estos tres cabos nunca llegaron a entrelazarse, y la revolución fue fácilmente dominada con el coste de algunas concesiones constitucionales, en buena medida irreales. Los mismos factores inspiraron la revolución de febrero de 1917, pero esta vez reforzados y dominados por el cansancio de la guerra y por el descontento general respecto a la forma en que ésta era dirigida. La abdicación del zar era lo único que podía detener la marea de revueltas. La autocracia fue reemplazada por la proclamación de un Gobierno Provisional basado en la autoridad de la Duma. Pero el carácter híbrido de la revolución se hizo una vez más evidente. Al lado del Gobierno Provisional se reconstituyó el soviet de Petrogrado –la capital había cambiado de nombre en 1914- según el modelo de 1905.(CARR, Edward H. Larevolución rusa: De Lenin a Stalin, 1917-1929. Madrid: Alianza Editorial,1988, p. 11-15)

El Domingo Sangriento fue una matanza realizada por la Guardia Imperial rusa contra manifestantes pacíficos. Sucedió en San Petersburgo el 22 de enero de 1905 (9 de enero según el calendario juliano entonces vigente en Rusia), día en el que 200 000 trabajadores se reunieron a las puertas del Palacio de Invierno, residencia del zar Nicolás II.

Los obreros, organizados por el padre Gapón, procuraban demandar directamente al zar un salario más alto y mejores condiciones laborales, tras el fracaso de numerosas huelgas hechas a finales del año 1904. Los manifestantes llevaban ese día iconos religiosos, además de retratos del zar, para demostrar que sus intenciones eran pacíficas.



El zar Nicolás II no se encontraba en el palacio en esos momentos ya que había ido a pasar el fin de semana a Tsárskoye Seló, pero su tío, el gran duque Vladimir Aleksándrovich, ordenó abrir fuego contra la multitud; en total se estima que murieron unos 200 manifestantes y 800 quedaron heridos, entre ellos mujeres y niños. La noticia de la matanza no tardó en expandirse por todo el país y esto causó que muchos campesinos se sublevaran en zonas rurales, que hubiera numerosas huelgas en diferentes ciudades y motines en las Fuerzas armadas que se extendieron durante un año.



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